46.200 € por la pérdida de un testículo al no diagnosticar su torsión
Antecedentes del caso
El paciente acudió al servicio de urgencia presentando dolores muy agudos en la zona genital, acompañado de otros síntomas que permitían sospechar la existencia de una torsión. Esta afección se caracteriza por la rotación del testículo sobre su propio eje, lo que interrumpe el flujo sanguíneo hacia el órgano y puede llevar a su necrosis en cuestión de horas si no se recibe tratamiento quirúrgico inmediato. En una primera observación clínica, se concluyó que se trataba de una “sospecha de epididimitis”, prescribiendo para ello antibiótico y antiinflamatorio, así como la realización de una ecografía al día siguiente.
Después de practicar dicha prueba, se apuntó que la torsión testicular era la posible causa de los síntomas que presentaba el paciente. Sin embargo, no fue hasta el día siguiente, cuando un urólogo visitó al enfermo, cuando esta sospecha inicial se confirmó. Se emitió así un diagnóstico tardío, que obligó finalmente al paciente a someterse a una cirugía para extirpar el testículo que ya se encontraba irremediablemente dañado por esta evidente actuación negligente.
Retraso en el diagnóstico de la torsión testicular y sus consecuencias
La ecografía realizada al día siguiente sugirió que la torsión testicular era la causa más probable de los síntomas. Sin embargo, el diagnóstico no fue confirmado hasta que, al día siguiente, el paciente fue examinado por un urólogo especialista. Para ese momento, el flujo sanguíneo hacia el testículo ya había estado interrumpido por un periodo demasiado largo, lo que provocó un daño irreversible. Debido a este retraso, fue necesario extirpar el testículo, ya que la falta de riego sanguíneo había causado necrosis en el tejido.
El diagnóstico tardío fue considerado negligente, ya que los síntomas iniciales eran suficientemente graves como para sospechar una torsión testicular desde el primer momento. De haber actuado con la diligencia requerida, realizando pruebas diagnósticas inmediatas como una ecografía Doppler o una exploración quirúrgica, el testículo podría haberse salvado. Este tipo de torsión es una urgencia médica que requiere intervención quirúrgica en un plazo de 6 a 8 horas desde el inicio de los síntomas. Si se actúa en ese periodo, las probabilidades de salvar el testículo son muy altas. Sin embargo, una demora en el diagnóstico y el tratamiento suele conducir a la pérdida del órgano.
La importancia de una rápida asistencia médica
La torsión testicular es una patología grave, que afecta mayormente a adolescentes y jóvenes adultos. Entre los síntomas más comunes se encuentran un dolor súbito y severo en la zona escrotal, inflamación, náuseas, vómitos y, en ocasiones, fiebre. Dado que estos síntomas pueden confundirse con otras afecciones, como la epididimitis, es esencial que los profesionales médicos estén altamente alerta y consideren la torsión como una posible causa desde el primer momento, sobre todo en pacientes jóvenes, donde la incidencia es mayor.
En estos casos, desgraciadamente habituales, y que han llegado a convertirse en uno de los principales motivos de reclamación sanitaria en nuestro país, es requisito imprescindible actuar con la mayor rapidez para descartar o confirmar si los síntomas que acompañan esta afectación están relacionados con una posible torsión testicular, llevando a cabo todas las pruebas médicas oportunas, como la ecografía Doppler que permite valorar el flujo sanguíneo hacia el testículo, para evitar la pérdida del órgano. En caso contrario, el diagnóstico tardío o erróneo suele provocar un daño irreversible al paciente.
Reconocimiento de responsabilidad por negligencia médica
El Servicio de Salud reconoce que, si se hubiera actuado de acuerdo con los protocolos médicos establecidos, el daño habría sido evitable. El despacho Castillo-Calvín Abogados, que representó al afectado, argumentó que la tardanza en la valoración por un especialista y la falta de una ecografía inmediata constituyeron una violación de la buena praxis médica, lo que resultó en un perjuicio irreversible para el paciente.
El reconocimiento de la responsabilidad por parte del sistema de salud y la compensación de 46.200 euros reflejan el dolor y sufrimiento causados por la pérdida del testículo, así como el impacto físico y emocional que esta situación conlleva para el paciente, que ahora debe vivir con las secuelas permanentes de una condición médica tratable si se hubiera diagnosticado a tiempo.
La negligencia médica debido a un retraso diagnóstico de torsión provocó la pérdida del testículo. El hospital reconoce su responsabilidad por el error médico cometido e indemniza al paciente por el grave daño cometido con 46.200 euros.
¿Necesita un abogado para reclamar por una torsión no diagnosticada?
La torsión testicular y la torsión ovárica son emergencias médicas que exigen una respuesta rápida y precisa. La negligencia médica en estos casos puede llevar a consecuencias graves e irreversibles para el paciente, incluyendo la pérdida del órgano afectado y la disminución de la fertilidad. Los derechos de los pacientes les permiten exigir una compensación si se demuestra que el daño fue resultado de una actuación negligente por parte del personal de salud.
Contar con la asesoría de un abogado especializado en negligencias médicas puede marcar una diferencia significativa en la obtención de una indemnización justa y adecuada. A su vez, el cumplimiento de medidas preventivas en los centros de salud es clave para garantizar que los pacientes reciban la atención oportuna que necesitan en estos casos.
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